Por ejemplo, Schwartz et al. (1998) demostraron que golpeando la
cadera o el muslo en una caída, resultó en un riesgo significativo
de fractura de cadera (RM 48.6; 95% 22.5-105) en 214 casos de
fractura de cadera y 86 controles quienes se habían caído, con
edades superiores de 45 años. Después de ajustar por edad, estado de
residencia y otros, el riesgo de fractura de cadera se incrementó en
forma notable. Sin embargo, golpeándose la rodilla en una caída,
cayendo hacia adelante estuvieron relacionados a riesgo reducido de
fractura de cadera.