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La acuacultura actualmente –cultivo de peces,
camarones, ostión y almejas– proporciona más de un cuarto del total del
consumo de todas las pesquerías. La disparidad en el valor de un kilogramo
de las especies más cotizadas tal como el salmón puede llegar al precio de 3
kgr de las especies baratas o aun más. Confinar grandes volúmenes de peces
en aguas costeras, especialmente en las zonas de manglar y humedales, puede
degradar el ambiente marino y amenazar a las especies silvestres al destruir
el hábitat de reproducción, generar grandes cantidades de nutrientes y otros
deshechos, impactar con enfermedades que se puedan luego distribuir a las
especies de peces silvestres, o por el aceite en el uso de alimentos
artificiales para los peces en el encierro.
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