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Efectos a largo plazo, se refieren a cualquier
efecto colateral por el cual el paciente con cáncer deberá ser manejado;
también, conocidos como efectos persistentes (4,10), inician durante el
tratamiento y continuar después de la finalización del mismo. Los efectos
tardíos, a diferencia, aparecen meses o años después de completado el
tratamiento (4,25). Algunos investigadores los clasifican en: problemas
cognitivos, fatiga, linfedema y neuropatía periférica como efectos tardíos a
largo plazo. Pacientes con efectos a largo plazo o tardíos pueden tener que
sufrir ajustes principales a un estilo de vida por el cual ellos no están
preparados (26–29).
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