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A la vulnerabilidad propia de la
gestación, se deben agregar otros factores que la
incrementan. Por ejemplo, el embarazo en edades tempranas
(< 15 años) o tardías (> 35 años) aumenta el
riesgo para ciertos desenlaces perinatales (por ej.:
mortalidad infantil). De la misma manera, las mujeres con
bajo nivel de educación formal tienen aumentado el
riesgo para dichos desenlaces. A modo de ejemplo, se
observa la variación en la mortalidad infantil en Chile
según la edad de la madre. Cuando esta situación es
identificada condiciona intervenciones tendientes a
reducir la magnitud del daño (x ej. reducción de la
mortalidad infantil a través de mejoras en la
accesibilidad a los servicios de salud y calidad en la
atención) tal como se observa en las gráficas.
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