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La hipotermia
produce grandes cambios en la circulación periférica. La resistencia
vascular sistémica y pulmonar aumenta a los 26°C; dicho aumento está en
relación al aumento de la viscosidad sanguínea, catecolaminas,
hemoconcentración, edema celular y así mismo por activación de sustancias
vasoconstrictoras a nivel pulmonar. Los cortos circuitos arteriovenosos tal
vez aparezcan a bajas temperaturas. La hipotermia también puede causar
trombocitopenia por un secuestro reversible de éstas en la circulación
portal. Después de hipotermia profunda y paro circulatorio total hay una
liberación masiva de catecolaminas lo cual contribuye al daño cerebral.
Existe además activación del complemento asociado con activación de
neutrófilos los cuales correlacionan con complicaciones respiratorias. El
aumento de bradicininas circulantes durante hipotermia y CEC puede
contribuir a alterar la permeabilidad vascular e inestabilidad circulatoria.
La aplicación más importante de la hipotermia se obtiene a
nivel de protección orgánica cuando se usa en su forma profunda (menor de
15-16°C) y paro circulatorio total. Temperaturas sistémicas de 20-22ºC o
menores son usadas para el paro total por 40-60 min sin daño orgánico
significativo; esto generalmente en lesiones congénitas complejas, cuando se
maneja arco aórtico o grandes aneurismas aórticos. Debe considerarse la
velocidad de enfriamiento ya que al parecer es importante en la génesis del
daño cerebral, donde los gradientes entre la temperatura corporal y de
perfusión se correlacionan con necrosis celular y muerte (gradiente de
10°C); por lo que es importante el monitoreo de la temperatura.
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