La primera guerra mundial fue
conocida la guerra de la química. El uso de gas venenoso
por las fuerzas
alemanas dio lugar a el ejército de EUA reconsiderara su decisión de
que la ciencia no es necesaria en la guerra. Un Servicio de Guerra
Química juntó científicos de toda la nación para desarrollar
máscaras anti-gas y antídotos a los ataques de gas. Después de la
guerra, Dr. Charles Holmes Herty, quien había sido presidente
de la Sociedad Química Americana durante la guerra, propuso
la creación de “Instituto para la Investigación Quimioterapéutica,”
llevando los beneficios de la investigación química a la medicina.
En 1926, él y sus asociados perdieron la esperanza de encontrar un
patrón privado para este Instituto, y Herty se unió con el Senador
de Louisiana Joseph Ransdell para buscar legislar en búsqueda de
financiamiento federal. Cuatro años más tarde, en Mayo de 1930, el
ambicioso plan original por %15 millones había sido recortado de
acuerdo a la depresión económica a $750,000 para un edificio.
No se creó un nuevo Instituto, pero el existente Laboratorio
de Higiene fue llamado “INstituto Nacional de Salud,” el cual
Ransdell pensó fue más un nombre más atrayente. El Acta Ransdell
también ofreció que el INS podría aceptar donativos para financiar
entrenamiento en investigación química.